miércoles, 25 de mayo de 2016

Cuál es la importancia de leer las Escrituras?

Cual es la importancia de leer las escrituras?

Años atrás me preguntaba para qué leer las Escrituras, que importancia podría ello representar en mi vida, si en mi mente no había el menor interés de ser religioso o ministro, si en el mundo que me rodea, a nadie le interesa ese tema.

Tambien me confrontaba, Si quiero ser un buen cristiano debo ser como Jesús. Y Jesús conocía las Escrituras de memoria, y todo el pueblo de Israel recitaba las escrituras de memoria. Era obligación que desde niños recitaran le ley de Dios de memoria.

Al mismo tiempo me preguntaba, ¿porqué los medio orientales viven su vida tan ligada a la espiritualidad y se saben las Escrituras de memoria, conmemoran todas las fiestas religiosas que les ordena la ley de Dios, oran 3 veces al día, viven para Dios, y se les concedió ser los dueños del mundo?. ¿Tiene lo uno que ver con lo otro?

La misma Biblia habla de sí misma, que es Inspiración de Dios, y fuente de la sabiduría, y que es útil para capacitar hombres preparados para todas las buenas obras. (3 timoteo :16-17)  Que la biblia es fuente de vida y de poder de Dios (hebreos 4:12), que es el verdadero alimento de nuestro ser interior (Sabiduría 26:16) que nos da libertad y felicidad (Santiago 1:25) y que si hacemos caso de la Palabra ahí dicha, obtendremos el amor del Padre y del Hijo  (juan 14.23)

Les confieso que la leí muchas veces  al derecho y al revés, hasta que por fin, no tuve otra alternativa: o acepto el mensaje en su totalidad o me debo declarar ateo y olvidarme de todo tipo de acercamiento a un dios que no existe. Pero no podemos con unas actitudes reconocerlo para serle infiel, y con otras desconocerlo para luego buscarlo. 

En lo profundo creo que el problema es de cultura, porque como occidentales, para nosotros es muy importante la autoestima, para mostrar a los demás que estoy bien o a veces mejor que ellos; para nosotros es importante que nos vean el carro nuevo, la ropa de moda, los niños en buen colegio, y participar de las actividades sociales: El éxito para ganar el respeto. Necesitamos impresionar con comportamientos de animal sofisticado. 

Pero las Escrituras me enseñaron que por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, el autoestima es inherente en mí, porque soy como Dios, un pedacito de El. Eso me eleva por encima del mundo, ya no soy de este mundo aunque viva en el (Juan 17:14), y el resultado de todas las cosas depende de Dios, es un regalo de Dios aunque no sea tangible o visible externamente, aunque no me guste siempre, porque Dios me está restaurando y reeducando para recuperar la imagen perdida de El y poderme entregar el talento que me tiene preparado para administrarlo.

Lo que determina mi éxito es la forma como enfrento mis problemas, a los gigantes que me atacan, sin considerar cuanto tiempo me toma destruirlos, sino el esfuerzo correcto con el correcto apoyo en Dios para lograrlo, porque eso me brinda un profundo y permanente sentimiento de satisfacción.  Ese es el éxito del creyente, que me lo enseña el estudio de las Escrituras. 
Independientemente de nuestras limitaciones mortales, nuestro potencial de grandeza es ilimitado cuando tenemos el poder de Dios detrás de nosotros. Pero para conocerlo y obtenerlo, debemos leer las Escrituras.

Ser cristiano es muchísimo mas que un calificativo para estar a la moda, es un estilo de vida, una forma de pensar y de vivir.

Jorge Alberto Coral

viernes, 20 de mayo de 2016

Dios es padre misericordioso


Dios padre misericordioso. Parábola del Hijo Pródigo.

Qué quiso enseñar aquí Jesús

En la parábola Jesús quiere mostrarnos su nostalgia permanente por el Padre, los sentimientos íntimos que tiene para con su Padre. Esos sentimientos aparecen durante toda la parábola. Nos muestra así quién y cómo es el verdadero Dios: es un Padre infinitamente bueno, comprensivo, misericordioso. O como dirá la segunda carta a los Corintios: “es un Padre lleno de ternura, Dios del que viene todo consuelo” (2Cor 1,3). ¡Qué revelación tan honda del corazón del Padre, de su ternura, de su dulzura y bondad!

Cuando Jesús nos habla del hijo menor o del hijo mayor lo hace únicamente para describirnos el corazón del Padre celestial. El no quiso hablarnos de un muchacho que se arrepiente después de haber hecho las canalladas más grandes con su padre, o de un hijo que “siempre” ha sido fiel con su padre, sino de que quiso mostrarnos un Padre maravilloso, extraordinario, único, que se desvive por cada uno de sus hijos y espera que lleguen hasta él y se hundan en su corazón, porque ese es el sitio para cada uno de sus hijos amados. Utilizó el cuadro de este par de muchachos para que comprendiéramos mejor quién es el verdadero Dios: un padre lleno de una infinita misericordia para con cada uno de sus hijos, independientemente de cómo obren.

El amor del Padre por sus hijos

Tanto nos ama el Padre que ha hecho del corazón de cada uno de nosotros su cielo, su morada. Allí vive desde el día de nuestro bautismo y nunca nos abandonará, aunque nosotros, prefiriendo los placeres a su amor, le abandonemos. A Él no le interesa que sus hijos hayan cometido las más terribles injusticias y bellaquerías contra él. Su amor es más grande que nuestros pecados e ingratitudes, por grandes que parezcan. Ante su infinito amor, nuestros pecados son simples pajas fácilmente destruibles por el fuego de su amor. Él está pendiente de sus hijos pecadores, atrayéndolos con su amor, hasta que regresen. Y una vez regresen, cambiará el corazón de sus hijos. Y los hará todavía más lindos y maravillosos, que antes de haberse alejado de El.

Cuando su criatura querida Adán le traicionó pecando, envolviendo en su pecado a todos los hombres y apostatando de lo más grande que le había dado, al crearlo “a su imagen y semejanza”, le recuperó en una forma más maravillosa aun haciéndole su hijo querido. Para ello: “envió el Padre a su Hijo, nacido de mujer, y sometido a le ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que pudieran recibir la filiación divina. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo sino hijo” (Gal 4,4-6). Y así hará con cada uno de nosotros. Aunque nos olvidemos de que somos hijos suyos, el jamás nos olvida y estará pendiente de nosotros con su amor que siempre perdona, para recuperarnos y volvernos a su amor.

Aunque el hijo le falle a Dios y no le interese su filiación, el Padre es fiel a su paternidad, es fiel al amor que desde siempre ha sentido por su hijo. Esa fidelidad la expresa la parábola no solo con la inmediata prontitud en acoger al pródigo cuando regresa a casa, sin echarle en cara su mal comportamiento sino, de manera especial y más plenamente, con aquella alegría, con aquella celebración tan generosa, con aquella recuperación que hace de su hijo, sin que él se lo pida, pero que se lo exige el amor tan especial que le tiene.

Amor misericordioso

Por más que en la parábola no se encuentre la palabra “misericordia” , esta “es expresada allí de una manera particularmente límpida,… mediante la analogía que permite comprender más plenamente el misterio mismo de la misericordia en cuanto drama profundo, que se desarrolla entre el amor y prodigalidad del padre y el pecado del hijo” (DM 5).

“El amor se transforma en misericordia, cuando hay que superar la norma precisa y, a veces, demasiado estrecha, de la justicia” (DM 5). Aquel hijo, no solo había disipado la parte del patrimonio que le correspondía, sino que, además, había tocado en lo más vivo y había ofendido a su padre con su conducta. Y la respuesta del padre es abrirle los brazos y el corazón a ese hijo, a quien adora. Por más que sea perverso y sinvergüenza, ese hijo nunca deja de ser hijo de su Padre Dios.

El amor misericordioso del padre es expresado de una manera singularmente impregnada de amor. Al respecto nos dice la parábola, que cuando el padre divisó de lejos al hijo pródigo que regresaba a casa, “le salió al encuentro conmovido, le echó los brazos al cuello y le besó”. La misericordia tiene la forma interior del amor. Y quien es objeto de misericordia no se siente humillado, sino como hallado de nuevo y “revalorizado”. El amor misericordioso del Padre no se deja vencer por el mal, sino que “vence el mal con el bien” (Rm 12,21). Ni siquiera le deja pronunciar al hijo el discurso que tenía preparado y lo cubre totalmente con su amor misericordioso, llenándolo de abrazos, de besos, de infinita ternura.

Somos hijos del Padre misericordioso

Son muchos los cristianos que no conocen su condición de “hijos del Padre Dios”. Para la mayoría de ellos, la relación con Dios no pasa de un puro respeto a su Creador. ¡Nunca han descubierto el corazón del Padre! Y esto es más triste cuando esos cristianos son religiosos o sacerdotes que se mueven como simples funcionarios y han vivido sus votos como una carga más.

Los hombres necesitamos un “Padre”, necesitamos, por lo mismo, descubrir a Dios en su calidad de Padre. “Hoy lo tenemos todo, la ciencia lo puede todo, pero tenemos frío, porque nos falta un Padre. Cueste lo que cueste necesitamos descubrir a Dios como Padre, necesitamos recibir amorosamente el calor tierno del Padre. Sin Él los cristianos nos vamos enfriando cada día más”. Y descubrir al Padre es descubrir nuestra filiación, y especialmente que necesitamos ser misericordiosos como nuestro Padre. Vivir sin el Padre es emprender un camino que conduce hacia la nada.

Sólo quien conoce a Dios y le ama como a su Padre es capaz de entender y gustar lo que es el perdón, de otorgar el perdón y ser misericordioso con los demás. Cuando no hemos gozado de la presencia y el amor de un Padre, nuestro corazón no perdona y va acumulando odios, rencores contra los hermanos. Somos incapaces de perdonar, porque no hemos aprendido a perdonar; no hemos aprendido a perdonar porque no hemos tenido la experiencia de ser perdonados por nuestro Padre Dios.

He experimentado que cuando alguien tiene dificultades para amar, porque su corazón está herido y no acepta al otro, o porque siente disgusto, o hasta odios, pero quiere amar y se propone, con la ayuda de la gracia de Jesús lo puede hacer. Se siente, entonces, amado y puede, por lo mismo, amar y perdonar.

CASA PARA LA FE CATÓLICA

Fray Nelson (2009/04/26)

viernes, 13 de mayo de 2016

Conocerme a mi mismo

 Conocerme a mi mismo.

“Conózcate a Ti, Señor, y conózcame a mí.” Esta frase de san Agustín nos puede ayudar a entender la importancia del conocimiento de nosotros mismos para vivir una vida espiritual cristiana que aporte algo positivo a nuestra sociedad. Porque la vida espiritual cristiana es una vida de relación entre dos personas: Dios y la persona humana. En esta relación, no sólo es importante y decisivo conocer a Dios sino que es igualmente importante y decisivo conocerme a mí mismo. La razón de esto es que no puedo responder personalmente a Dios más que en la medida que me conozca a mí mismo. Si no logro este conocimiento, probablemente responda a Dios pero mi respuesta será algo ajeno a mí; no una respuesta que me haga más persona, que es el resultado de toda vida espiritual cristiana genuina. En otras palabras, si no me conozco a mí mismo,  lo que me va a suceder en mi vida espiritual es que esa vida espiritual no me haga más humano, más solidario, más buen ciudadano. Me sucederá todo lo contrario: será una persona que sea aparentemente “piadosa” pero dura de corazón, de sentimientos. Mi vida espiritual será como un refugio falso en el que me esconda ante los retos que me plantea la vida como ser humano. En otras palabras mi vida espiritual no me servirá para romper mis egocentrismos y actitudes individualistas por más que aparentemente lleve una vida según Dios.
Para conocerme a mí mismo, lo primero que necesito es hacer un viaje hacia el interior de mí mismo. Es haciendo este viaje hacia mi interioridad donde me iré dando cuenta de quién soy realmente, con todas mis cosas buenas y mis cosas malas. Normalmente vivimos volcados hacia fuera de nosotros mismos y no entramos a nuestro interior de manera voluntaria y consciente. Pues bien, ese viaje hacia nuestra interioridad debe de ser voluntario y consciente para que nos ayude a conocernos a nosotros mismos. Normalmente vivimos casi completamente atraídos por lo externo. El viaje hacia nuestra interioridad nos obligará a introducir eso externo que vivimos y meterlo hasta nuestro interior para analizarlo ahí. El hacer este análisis me ayudará a descubrir cómo  me afecta eso externo que vivo. Si me ayuda a ser mejor, más integrado, consciente, más rico espiritualmente o, bien, si eso externo me está haciendo una persona que anda perdida, que no sabe a dónde va, ni cómo ni por qué va a donde va.
Otra cosa que necesito para conocerme a mí mismo es que alguien me acompañe en ese viaje hacia el interior de mí mismo. Hay cosas en mí que tanto yo como las otras personas conocen de mí, hay cosas que sólo yo conozco de mí, hay cosas que sólo las otras personas conocen de mí y, finalmente hay cosas que ni yo ni la otras personas conocemos de mí mismo. Para conocerme a mí mismo necesito que alguien me diga lo que yo no puedo ver en mí mismo. Si no tengo a esta persona, lo más probable es que me pierda mucho de lo que debo de conocer de mí mismo. En este punto entra la importancia de la psicología en la vida espiritual. Me da gusto ver anuncios en las parroquias sobre aspectos psicológicos y vida espiritual porque pueden ayudarnos a conocernos mejor a nosotros mismos. Además de esta ayuda psicológica, quien quiera llevar una vida espiritual seria necesitará tener lo que se llama un acompañante o un director espiritual. Este acompañamiento espiritual está fundado en la labor que hace el Espíritu Santo en el alma. Esta labor va muchísimo más allá de lo psicológico aunque lo implica. El acompañante o el director espiritual es una persona que se compromete conmigo delante de Dios a buscar conmigo cuál es la voluntad de Dios para mí en mi vida concreta. A través de este acompañamiento o dirección espiritual, yo me voy dando cuenta si mi vida espiritual está siendo una realidad que me permita ser alguien que contribuya no sólo a mi bienestar espiritual sino al bienestar de los otros. Sólo una vida espiritual cristiana llevada con seriedad puede ser realmente valiosa para la sociedad. De lo contrario, los cristianos no pasaremos de ser gente “piadosa” pero socialmente inútil.

POSTED BY DIOCESIS CIUDAD JUAREZ ON MARZO 5, 2011 ADD COMMENTS

miércoles, 4 de mayo de 2016

¿Que es Emaús?

¿Que es Emaús?

-EMAÚS es Dios vivo, creemos firmemente en Jesucristo resucitado con vida plena.
-EMAÚS es una experiencia de un fin de semana con Dios.
-EMAÚS es un medio para un encuentro contigo mismo y para un encuentro personal con Jesucristo resucitado.
-EMAÚS es iniciar o fortalecer una relación personal con cristo vivo.
-EMAÚS es sembrar la semilla que hará que la rosa se desarrolle.
 Es la levadura que hará que el pan crezca.
-EMAÚS es experimentar una sincera conversión para poder aceptar y vivir la FE en la resurrección de JESUCRISTO.
-EMAÚS es esparcir la buena nueva de un cristo resucitado desde el momento que nuestros corazones "ardan" con el fuego del AMOR que produce el encuentro con un CRISTO VIVO.


El quiere encontrarse con nosotros para brindarnos y darnos una sanación y liberación de nuestros pecados, y convertirnos en evangelizadores para ayudar a muchos hombres y mujeres salgan de la oscuridad del pecado y sean introducidos al amor que el nos ofrece.

martes, 3 de mayo de 2016

Los discípulos de Emaús

Los discípulos de Emaús


Lucas 24, 13-35


13 Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, 14 e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. 15 Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, 16 pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
17 Él les dijo: « ¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados. 18 Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: « ¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» 19 « ¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: « ¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!»
19 «Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo. 20 Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. 21 Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Sea lo que sea, ya van dos días desde que sucedieron estas cosas.
22 En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, 23 pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. 24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.»
25 Entonces él les dijo: « ¡Qué poco entienden ustedes y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas! 26 ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?»
27 Y les interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas.
28 Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, 29 pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos.
30 Y mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. 31 En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. 32 Entonces se dijeron el uno al otro: « ¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
33 De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo.
34 Estos les dijeron: «Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» 35 Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. 

Historia de los retiros de Emaús


Historia de los retiros de Emaús

Hace 25 años, Myrna Gallagher, mujer bendecida por Dios y dedicada por entero a su servicio, ideo la creación de un retiro especial. Para entonces trabajaba incansablemente ayudando a su consejero Espiritual, el Padre David Russell en la parroquia de San Luis en el área de Pinecrest en Miami, FI.

Ella quería un retiro verdadero, alejado del mundanal ruido para acercarse a Jesús y meditar su palabra. Para ellos debía ser un retiro, para hombres y mujer por separado, ya que nuestra problemática, sentimientos y emociones son diferentes. Debe ser un retiro basado en la parroquia, para miembros de esa misma comunidad, para que el resultado final del crecimiento espiritual en el servicio de Jesús quede allí mismo. Debe tener una duración e intensidad suficiente para permitir que todos los participantes se conocieran y pudieran abrir sus corazones al llamado de Jesús. Tres días con dos noches de actividad y tiempo de reflexionar. Pero, reflexionar sobre ¿qué? Después de mucha oración apareció el relato del camino de Emaús, se daría cuenta del mensaje de dicha lectura, del cual se derivan los temas de cada una de las charlas que ustedes recibirán durante este retiro.

A diferencia de otros retiros espirituales, El Retiro de Emaús está basado en TESTIMONIOS DE VIDA de los participantes, dando MATERIAL DE ENSEÑANZAS E IDEAS PRACTICAS PARA NUESTRA VIDA COTIDIANA. A diferencia de otros retiros, el Retiro de Emaús está basado EN Símbolos que nos ayudaran a comprender mejor el mensaje real del retiro. Debía ser una experiencia inolvidable para todos los candidatos. Nuevas amistades, aprender a conocernos mejor a nosotros mismos y a nuestro hermanos; sanación espiritual en las heridas que afectan nuestra relación con Dios. Recuerdos que perduraran en nuestros corazones por mucho tiempo y que serán el inicio de un caminar o peregrinar junto a Jesús, NO SOLO POR EL "CAMINO DE EMAÚS", SINO POR TODA NUESTRA VIDA.


El OBJETIVO FINAL DEL RETIRO ES AMAR CADA DÍA MÁS A JESÚS; a través de ese amor, aprender a amar cada día más a nuestros hermanos y servir en nuestras parroquias.

Ver Ministerio de Emaus - Iglesia de San Luis - EEUU