Años atrás me preguntaba para qué leer las Escrituras, que importancia podría ello representar en mi vida, si en mi mente no había el menor interés de ser religioso o ministro, si en el mundo que me rodea, a nadie le interesa ese tema.
Tambien me confrontaba, Si quiero ser un buen cristiano debo ser como Jesús. Y Jesús conocía las Escrituras de memoria, y todo el pueblo de Israel recitaba las escrituras de memoria. Era obligación que desde niños recitaran le ley de Dios de memoria.
Al mismo tiempo me preguntaba, ¿porqué los medio orientales viven su vida tan ligada a la espiritualidad y se saben las Escrituras de memoria, conmemoran todas las fiestas religiosas que les ordena la ley de Dios, oran 3 veces al día, viven para Dios, y se les concedió ser los dueños del mundo?. ¿Tiene lo uno que ver con lo otro?
La misma Biblia habla de sí misma, que es Inspiración de Dios, y fuente de la sabiduría, y que es útil para capacitar hombres preparados para todas las buenas obras. (3 timoteo :16-17) Que la biblia es fuente de vida y de poder de Dios (hebreos 4:12), que es el verdadero alimento de nuestro ser interior (Sabiduría 26:16) que nos da libertad y felicidad (Santiago 1:25) y que si hacemos caso de la Palabra ahí dicha, obtendremos el amor del Padre y del Hijo (juan 14.23)
Les confieso que la leí muchas veces al derecho y al revés, hasta que por fin, no tuve otra alternativa: o acepto el mensaje en su totalidad o me debo declarar ateo y olvidarme de todo tipo de acercamiento a un dios que no existe. Pero no podemos con unas actitudes reconocerlo para serle infiel, y con otras desconocerlo para luego buscarlo.
En lo profundo creo que el problema es de cultura, porque como occidentales, para nosotros es muy importante la autoestima, para mostrar a los demás que estoy bien o a veces mejor que ellos; para nosotros es importante que nos vean el carro nuevo, la ropa de moda, los niños en buen colegio, y participar de las actividades sociales: El éxito para ganar el respeto. Necesitamos impresionar con comportamientos de animal sofisticado.
Pero las Escrituras me enseñaron que por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, el autoestima es inherente en mí, porque soy como Dios, un pedacito de El. Eso me eleva por encima del mundo, ya no soy de este mundo aunque viva en el (Juan 17:14), y el resultado de todas las cosas depende de Dios, es un regalo de Dios aunque no sea tangible o visible externamente, aunque no me guste siempre, porque Dios me está restaurando y reeducando para recuperar la imagen perdida de El y poderme entregar el talento que me tiene preparado para administrarlo.
Lo que determina mi éxito es la forma como enfrento mis problemas, a los gigantes que me atacan, sin considerar cuanto tiempo me toma destruirlos, sino el esfuerzo correcto con el correcto apoyo en Dios para lograrlo, porque eso me brinda un profundo y permanente sentimiento de satisfacción. Ese es el éxito del creyente, que me lo enseña el estudio de las Escrituras.
Independientemente de nuestras limitaciones mortales, nuestro potencial de grandeza es ilimitado cuando tenemos el poder de Dios detrás de nosotros. Pero para conocerlo y obtenerlo, debemos leer las Escrituras.
Ser cristiano es muchísimo mas que un calificativo para estar a la moda, es un estilo de vida, una forma de pensar y de vivir.
Jorge Alberto Coral
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