Conocerme a mi mismo.
“Conózcate a Ti, Señor, y conózcame a mí.” Esta frase de san Agustín nos
puede ayudar a entender la importancia del conocimiento de nosotros mismos para
vivir una vida espiritual cristiana que aporte algo positivo a nuestra
sociedad. Porque la vida espiritual cristiana es una vida de relación entre dos
personas: Dios y la persona humana. En esta relación, no sólo es importante y
decisivo conocer a Dios sino que es igualmente importante y decisivo conocerme
a mí mismo. La razón de esto es que no puedo responder personalmente a Dios más
que en la medida que me conozca a mí mismo. Si no logro este conocimiento,
probablemente responda a Dios pero mi respuesta será algo ajeno a mí; no una
respuesta que me haga más persona, que es el resultado de toda vida espiritual
cristiana genuina. En otras palabras, si no me conozco a mí mismo, lo que me va a suceder en mi vida espiritual
es que esa vida espiritual no me haga más humano, más solidario, más buen
ciudadano. Me sucederá todo lo contrario: será una persona que sea
aparentemente “piadosa” pero dura de corazón, de sentimientos. Mi vida
espiritual será como un refugio falso en el que me esconda ante los retos que
me plantea la vida como ser humano. En otras palabras mi vida espiritual no me
servirá para romper mis egocentrismos y actitudes individualistas por más que
aparentemente lleve una vida según Dios.
Para conocerme a mí mismo, lo primero que necesito es hacer un viaje
hacia el interior de mí mismo. Es haciendo este viaje hacia mi interioridad
donde me iré dando cuenta de quién soy realmente, con todas mis cosas buenas y
mis cosas malas. Normalmente vivimos volcados hacia fuera de nosotros mismos y
no entramos a nuestro interior de manera voluntaria y consciente. Pues bien,
ese viaje hacia nuestra interioridad debe de ser voluntario y consciente para
que nos ayude a conocernos a nosotros mismos. Normalmente vivimos casi
completamente atraídos por lo externo. El viaje hacia nuestra interioridad nos
obligará a introducir eso externo que vivimos y meterlo hasta nuestro interior
para analizarlo ahí. El hacer este análisis me ayudará a descubrir cómo me afecta eso externo que vivo. Si me ayuda a
ser mejor, más integrado, consciente, más rico espiritualmente o, bien, si eso
externo me está haciendo una persona que anda perdida, que no sabe a dónde va,
ni cómo ni por qué va a donde va.
Otra cosa que necesito para conocerme a mí mismo es que alguien me
acompañe en ese viaje hacia el interior de mí mismo. Hay cosas en mí que tanto
yo como las otras personas conocen de mí, hay cosas que sólo yo conozco de mí,
hay cosas que sólo las otras personas conocen de mí y, finalmente hay cosas que
ni yo ni la otras personas conocemos de mí mismo. Para conocerme a mí mismo
necesito que alguien me diga lo que yo no puedo ver en mí mismo. Si no tengo a
esta persona, lo más probable es que me pierda mucho de lo que debo de conocer
de mí mismo. En este punto entra la importancia de la psicología en la vida
espiritual. Me da gusto ver anuncios en las parroquias sobre aspectos
psicológicos y vida espiritual porque pueden ayudarnos a conocernos mejor a
nosotros mismos. Además de esta ayuda psicológica, quien quiera llevar una vida
espiritual seria necesitará tener lo que se llama un acompañante o un director
espiritual. Este acompañamiento espiritual está fundado en la labor que hace el
Espíritu Santo en el alma. Esta labor va muchísimo más allá de lo psicológico
aunque lo implica. El acompañante o el director espiritual es una persona que
se compromete conmigo delante de Dios a buscar conmigo cuál es la voluntad de
Dios para mí en mi vida concreta. A través de este acompañamiento o dirección
espiritual, yo me voy dando cuenta si mi vida espiritual está siendo una
realidad que me permita ser alguien que contribuya no sólo a mi bienestar
espiritual sino al bienestar de los otros. Sólo una vida espiritual cristiana
llevada con seriedad puede ser realmente valiosa para la sociedad. De lo
contrario, los cristianos no pasaremos de ser gente “piadosa” pero socialmente
inútil.
POSTED BY DIOCESIS CIUDAD JUAREZ ON MARZO 5, 2011 ADD COMMENTS
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