viernes, 13 de mayo de 2016

Conocerme a mi mismo

 Conocerme a mi mismo.

“Conózcate a Ti, Señor, y conózcame a mí.” Esta frase de san Agustín nos puede ayudar a entender la importancia del conocimiento de nosotros mismos para vivir una vida espiritual cristiana que aporte algo positivo a nuestra sociedad. Porque la vida espiritual cristiana es una vida de relación entre dos personas: Dios y la persona humana. En esta relación, no sólo es importante y decisivo conocer a Dios sino que es igualmente importante y decisivo conocerme a mí mismo. La razón de esto es que no puedo responder personalmente a Dios más que en la medida que me conozca a mí mismo. Si no logro este conocimiento, probablemente responda a Dios pero mi respuesta será algo ajeno a mí; no una respuesta que me haga más persona, que es el resultado de toda vida espiritual cristiana genuina. En otras palabras, si no me conozco a mí mismo,  lo que me va a suceder en mi vida espiritual es que esa vida espiritual no me haga más humano, más solidario, más buen ciudadano. Me sucederá todo lo contrario: será una persona que sea aparentemente “piadosa” pero dura de corazón, de sentimientos. Mi vida espiritual será como un refugio falso en el que me esconda ante los retos que me plantea la vida como ser humano. En otras palabras mi vida espiritual no me servirá para romper mis egocentrismos y actitudes individualistas por más que aparentemente lleve una vida según Dios.
Para conocerme a mí mismo, lo primero que necesito es hacer un viaje hacia el interior de mí mismo. Es haciendo este viaje hacia mi interioridad donde me iré dando cuenta de quién soy realmente, con todas mis cosas buenas y mis cosas malas. Normalmente vivimos volcados hacia fuera de nosotros mismos y no entramos a nuestro interior de manera voluntaria y consciente. Pues bien, ese viaje hacia nuestra interioridad debe de ser voluntario y consciente para que nos ayude a conocernos a nosotros mismos. Normalmente vivimos casi completamente atraídos por lo externo. El viaje hacia nuestra interioridad nos obligará a introducir eso externo que vivimos y meterlo hasta nuestro interior para analizarlo ahí. El hacer este análisis me ayudará a descubrir cómo  me afecta eso externo que vivo. Si me ayuda a ser mejor, más integrado, consciente, más rico espiritualmente o, bien, si eso externo me está haciendo una persona que anda perdida, que no sabe a dónde va, ni cómo ni por qué va a donde va.
Otra cosa que necesito para conocerme a mí mismo es que alguien me acompañe en ese viaje hacia el interior de mí mismo. Hay cosas en mí que tanto yo como las otras personas conocen de mí, hay cosas que sólo yo conozco de mí, hay cosas que sólo las otras personas conocen de mí y, finalmente hay cosas que ni yo ni la otras personas conocemos de mí mismo. Para conocerme a mí mismo necesito que alguien me diga lo que yo no puedo ver en mí mismo. Si no tengo a esta persona, lo más probable es que me pierda mucho de lo que debo de conocer de mí mismo. En este punto entra la importancia de la psicología en la vida espiritual. Me da gusto ver anuncios en las parroquias sobre aspectos psicológicos y vida espiritual porque pueden ayudarnos a conocernos mejor a nosotros mismos. Además de esta ayuda psicológica, quien quiera llevar una vida espiritual seria necesitará tener lo que se llama un acompañante o un director espiritual. Este acompañamiento espiritual está fundado en la labor que hace el Espíritu Santo en el alma. Esta labor va muchísimo más allá de lo psicológico aunque lo implica. El acompañante o el director espiritual es una persona que se compromete conmigo delante de Dios a buscar conmigo cuál es la voluntad de Dios para mí en mi vida concreta. A través de este acompañamiento o dirección espiritual, yo me voy dando cuenta si mi vida espiritual está siendo una realidad que me permita ser alguien que contribuya no sólo a mi bienestar espiritual sino al bienestar de los otros. Sólo una vida espiritual cristiana llevada con seriedad puede ser realmente valiosa para la sociedad. De lo contrario, los cristianos no pasaremos de ser gente “piadosa” pero socialmente inútil.

POSTED BY DIOCESIS CIUDAD JUAREZ ON MARZO 5, 2011 ADD COMMENTS

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