viernes, 8 de julio de 2016

Amando a Dios por medio de la confianza

Amando a Dios por medio de la confianza


“Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes” (Santiago 4,8). Si deseas un vínculo más estrecho y sincero con Dios deberás aprender a comunicarle tus sentimientos con sinceridad, a confiar en él cuando le pidas algo y a procurar su amistad más que ninguna otra cosa.
Debo ser sincero con Dios y lo primero es mi sinceridad con Él. Según las Escrituras, ningún amigo de Dios era perfecto. Es una dicha que por gracia de Dios, Jesús sea amigo de pecadores (Mt 11,19)
Es posible que necesites confesar una rabia oculta  contra Dios en ciertas partes de tu vida donde sientas que Dios no te trató con justicia o que te decepcionó. Debemos madurar lo suficiente como para comprender que Dios usa todo para bien de nuestra vida, la gente acostumbra echarle la culpa a Dios por dolores que otros han causado.
Es alentador saber que todos los amigos más íntimos de Dios tuvieron sus momentos de duda, pero en lugar de disimular su desconfianza con piadosa hipocresía  la expresaron con sinceridad y públicamente. Expresar nuestras dudas debe ser el primer paso para desarrollar confianza con DIOS.
CONFIANZA EN LA OBEDIENCIA: Siempre que confiemos en la sabiduría divina y hagamos todo lo que nos manda, aunque no entendamos, estaremos afianzando la amistad con Dios. De ordinario no pensamos en la obediencia como característica de la amistad. La ubicamos siempre hacia los padres o los jefes de trabajo, pero no con un amigo. Jesús nos dice que la obediencia es una condición para la intimidad con Dios: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” (Jn 15,14). La obligación o el temor no pueden ser parámetros de la obediencia. Queremos seguir a Jesús por todo lo que ha hecho por humanizarnos y fortalecer la fraternidad.
Los no creyentes creen que los cristianos obedecemos por miedo a un castigo o porque nos sintamos culpables, pero todo lo contrario, obedecemos por amor, porque nos ha perdonado. Claramente nos dice: “Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes…” (Jn 15,9) Esa relación es el modelo para establecer nuestra amistad con El. Jesús hizo todo lo que el Padre le pidió que hiciera y lo hizo con amor, la verdadera amistad no es pasiva sino activa. Cuando Jesús nos pide que amemos a los demás, que ayudemos a los necesitados, que compartamos nuestros recursos, nos impulsa a la obediencia y a la confianza. Muchas veces queremos hacer grandes cosas para Dios, pero a Él le agrada que las hagamos pequeñas pero con amor y confianza, aunque los demás no las vean, Dios la ve. Los pequeños gestos de generosidad, de fraternidad y de servicio son más apreciados por Dios que las grandes alabanzas y ofrendas (1Sam 15,22)
LA CONFIANZA SE DESARROLLA VALORANDO LO QUE DIOS VALORA: Esto lo hacen los amigos, se interesan por lo que la otra persona considera importante. Mientras más amigo seas de Dios más le importará lo que a él le importa y más te afligirá lo que a él le aflija.
Qué es lo que le angustia a Dios? Cuál fue el orden que él estableció para que el mundo fuera para todos y del que se beneficiaran todos los seres humanos? Qué es lo que más le importa a Dios? Un mundo fraterno donde los seres humanos encuentren opciones de vida digna. Quiere hallar a todos los hijos que se han perdido y ese fue el motivo principal de la venida de Cristo. Si somos amigos de Dios y confiamos en él, debemos trabajar en lo que a él le agrada y valora.
LA CONFIANZA EN DIOS ES UNA OPCIÓN, NO UNA CASUALIDAD. Debes buscarla y vale la pena que dejes algunas cosas que te distraen para conseguirla, tendrás que desarrollar algunos hábitos y destrezas para lograrla. Quizá en el momento actual no sientas la pasión que sentías al salir de un retiro de EMAUS o de cualquier otra actividad que se hubiera desarrollado para fortalecer tu espiritualidad. Esto le ha pasado a muchos cristianos y siguen su camino no por amor, sino por obligación y no deberías alarmarte si aparece el dolor en tu vida. Podríamos decir que el dolor es el altavoz de Dios. Dios nos despierta del letargo espiritual mediante el dolor. Nuestros problemas no son un castigo, son despertadores que usa un Dios cariñoso. El no se enoja con nosotros, él hace lo que sea necesario para que volvamos a tener comunicación con él. Es necesario reencender el entusiasmo por Dios y comienza pidiéndole a Dios fortalecer esta confianza en El, puedes repetir la frase que escuchábamos en el retiro: “JESÚS, YO CONFÍO EN TI, AUN SIN VER, SIN ENTENDER, YO CONFÍO EN TI”.
Dios les dijo a los cautivos de Babilonia “Si me buscan de todo corazón me dejaré encontrar” (Jr 29,13-14)

P. Oswaldo Jaramillo Osorio - San Benito

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