jueves, 21 de julio de 2016

Seguir a Jesús en la Humildad y el Servicio

Seguir a Jesús en la Humildad y el Servicio

“Se levanta de la mesa… se quieta los vestidos…toma agua y les lava los pies a los discípulos”  (Jn 13,2-5)
Qué contraste tan grande entre el esplendor de Jesús y el gesto que hace. Con la introducción que hace Juan en el capítulo 13 se pensaría que Jesús iba a hacer un GRAN MILAGRO y lo que hace es trabajo de esclavos. Los apóstoles serán sacerdotes para SERVIR a los demás, como Jesús sirvió a la humanidad.
Se hace necesario volver al inicio de nuestro cristianismo y ver al Maestro lavando los pies a sus discípulos incluyendo a Judas. Las palabras que seguirán en el curso de la cena: “Hagan esto en recuerdo mío” (Lc 22,19) no pueden ser separadas de  aquellas: “Les he dado ejemplo para que también ustedes hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes” (Jn 13,15)
Cualquier ministerio en la Iglesia debe estar marcado por el servicio, ser seguidor de Jesús es sinónimo de ser “servidor” y constantemente se le debe estar pidiendo a Dios la capacidad para estar dispuesto a servir a los demás. Muchas personas que en la Iglesia reciben puesto de poder sienten la tentación de volverse autoritarios, se dejan deslumbrar por las reverencias que los demás les hacen y se olvidan de la humildad, dejándose guiar por los patrones materialistas de nuestra sociedad.
Qué debemos hacer para no olvidarnos de la “dimensión del servicio?” Es necesario verlo en la cruz y pedirle la fuerza para seguirlo, imaginarnos verlo a los pies de los discípulos y seguirlo.
Toda profesión trae la marca del servicio, trabajamos en buena parte para hacer la vida más agradable a los demás, claro que hay profesiones en las que el servicio es mayor, curiosamente son las menos apreciadas por la sociedad o las de menor remuneración. Pensemos en las labores domésticas, todos debemos alimentarnos y alguien debe preparar la comida. Todos sabemos que en una casa aseada y ordenada mejor se descansa. Toda ropa debe ser cuidada y… quién se encarga de todo esto? Se valora a la persona que lo hace?
La importancia del servicio material es patente y exige elevadas cualidades para desempeñar esta misión. Ser servidor en un retiro de Emaús no es para dar pantallazos ni usar las máscaras que tanto criticamos. La gente nos ve y nos analiza y comprenderá la fuerza que sale del corazón cuando hacemos las cosas con amor, pues en todo servicio debemos dejar una huella de espiritualidad.
Qué movió a Jesús a tomar el gesto de lavar los pies a sus discípulos? El 19 de abril del 2.008 el Papa Benedicto les decía a los jóvenes seminaristas en Estados Unidos: “Rechacen cualquier tentación de exhibicionismo oportunismo o vanidad, tiendan a un estilo de vida caracterizado por la caridad y la humildad a imitación de Cristo, del cual ustedes deben ser imagen viva”. Este mismo mensaje debe llegar para nosotros caminantes que queremos ser servidores.
Algunos servidores buscan “servirse” del “Servicio”, otros buscan granjearse amistades que puedan reportar beneficios en sus carreras. Esto lo hacemos muchos sacerdotes que no entendemos lo del servicio y entrega generosa de manera especial con los más necesitados. En Mc 12, 38 ss nos dice Jesús: “Guárdense de los escribas que les gusta pasearse con amplios ropajes, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas”.
El mejor modo de no dejarse contagiar por la obsesión de los cargos y títulos es mirar a Jesús. Si dejamos que Cristo reine en nuestra vida, no nos convertiremos en dominadores, seremos servidores.
SERVIR CON LA PRESENCIA: Las cosas materiales acaban siempre por dañarse, no son eternas, se hace necesario arreglarlas o conseguir otras nuevas. Siempre debe haber en casa alguien con la disponibilidad para solucionar los problemas caseros. Este es el don de los que sirven a los otros, producir tranquilidad con su presencia. Eso es “saber estar”. Nos recuerda a Jesús que está allí, en el sagrario, siempre disponible para cuando lo necesitemos.
SERVIR CON LA VERDAD: Eran muchos los que escuchaban a Jesús, tanto por su autoridad pues enseñaba lo que vivía como por el modo de exponer. Los apóstoles aprendieron de Jesús ese paciente y constante servicio a la verdad. Siendo nosotros los servidores de Cristo, lo mínimo que esperan los demás es que seamos servidores en favor de la verdad y con más urgencia hoy que la mentira trata de reinar entre nosotros. Qué bueno sería decir siempre la verdad en el hogar y convertirnos en servidores de la verdad.
SERVIR CON CREATIVIDAD: Con la Encarnación, Jesús trajo consigo una perenne novedad, el él todo era novedoso, su manera de llegar al mundo y su continua relación con pecadores y publicanos. Es conocida la expresión en Mateo 5 cuando dice “Han oído que se dijo, en cambio yo les digo”. Toda la vida y acción de Jesús fue llena de elementos novedosos y es nuestro deber dar originalidad y creatividad a nuestro servicio. A lo largo de la historia nuevos personajes van renovando la imagen de la Iglesia en la novedad del servicio de acuerdo a las épocas y ambientes en que se vive.
SERVIR DESDE LA COTIDIANIDAD: Muchas veces el creyente no se percata del modo como actúa la gracia de Dios en sí mismo y muchos menos logra evaluar un adecuado crecimiento. En Mc 4,26 encontramos la narración de la semilla que es depositada en el campo y de día y de noche va creciendo sin que el campesino sepa cómo se da.  A veces lo que nos motiva es la recompensa: “Yo hice tal cosa, tengo derecho a esperar tal otra”. Pero la actuación de Dios en nuestras vidas no es nada previsible. Actúa como quiere y cuando quiere, solo desea que estemos atentos en el día a día para apreciar su presencia y vivirla en el servicio.
A QUIEN SIRVES? Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua a uno de estos pequeños, no se quedará sin recompensa” (Mt 10,42) Sabiendo el servidor que sirve en nombre de Jesús y en la persona  servida está Jesús mismo, hará el servicio con agrado y felicidad, pues está actuando en el mismo nombre de Jesús. Ese fue el ejemplo que Jesús transmitió.

P. OSWALDO JARAMILLO OSORIO

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