Actitudes ofensivas un riesgo en la vida laboral
“Reaccionar
agresivamente se puede volver un círculo vicioso, que deteriora la relación”
Es cada vez más
frecuente encontrar personas que se relacionan entre sí de manera agresiva, con
estallidos verbales que les resulta difícil controlar. Más allá de un simple
enfado, que resulta normal en cualquier relación, se producen reacciones
extremas atravesadas por la humillación, el irrespeto e incluso, la violencia
física.
Las actitudes
ofensivas de algunas personas o de la
pareja pueden producir respuestas iguales o peores en el otro, convirtiéndose
así en un espiral de agresividad que termina por apoderarse por completo de la
relación. La agresividad suele aparecer en diversos escenarios del día y bajo
diferentes lenguajes. Como una forma de expresar la ira y el resentimiento,
recurren a gritos, insultos, amenazas físicas o verbales, burlas o comentarios
que hieren a la otra persona.
Los enojos se
vuelven más largos e intensos, cada uno se posiciona en un lugar y no espacio a
negociaciones, pues en este contexto ninguno de los dos sede. Poco a poco, la
falta de respeto empieza a ser una de las características de la relación y sin
darse cuenta, solo queda seguir ese círculo vicioso del cual los dos salen
perjudicados.
Las personas con
problemas para controlar estas reacciones suelen tener dificultades en otras
áreas de su vida, porque la agresividad desgasta mucho, deteriora los lazos de
confianza y con frecuencia termina hiriendo la autoestima. La tensión continua
afecta la vida emocional, social y hasta laboral de cada uno. También altera la
relación con la familia y los amigos; cuando hay hijos, son estos quienes
sufren gran parte de las consecuencias de los enfrentamientos de sus padres.
POR QUÉ PASA? Son muchos los
factores que llevan a la existencia de esas escaladas de agresión entre las
personas, entre ellos están algunos rasgos de personalidad como la
irascibilidad, la intolerancia, la baja tolerancia a la frustración o u control
pobre de los impulsos. También las dificultades de comunicación, los lazos de
afectos débiles, la poca confianza, baja autoestima, inmadurez y falta de
habilidades para resolver conflictos. Todo esto se va agravando por el estrés
que se vive a diario, las presiones externas, los problemas laborales y falta
de dinero.
Las situaciones en
que las personas sienten que viven de manera negativa o que son tratadas
injustamente llevan a detonar también el conflicto. Esto tiene que ver, por
ejemplo, con las percepciones acerca de la distribución de las
responsabilidades, el manejo del poder, la expresión del afecto o la vivencia
de la sexualidad, si la violencia es la vida de pareja.
CLAVES PARA CORTAR EL CÍRCULO VICIOSO:
1. Identificar los problemas que tiene las personas y que la están
afectando negativamente.
2. Reflexionar conjuntamente sobre los detonantes de los conflictos en la relación
laboral o de vida de pareja.
3. Comprometerse a atender los problemas en períodos de tranquilidad.
4. Entender que las posibilidades de disentir o no estar de acuerdo
existen, pero que las posturas de enfrentamientos agudizan los conflictos.
5. Ampliar y fortalecer la comunicación, esto implica aprender estrategias
de resolución de conflictos. Expresar con palabras lo que se está sintiendo,
usar técnicas de autocontrol o identificar lo que causa la tensión.
6. Buscar formas alternativas de interpretar las situaciones conflictivas,
desde una perspectiva más amplia. Comprensiva y realista.
P. Oswaldo Jaramillo Osorio
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