jueves, 2 de junio de 2016

Actitudes ofensivas un riesgo en la vida laboral

Actitudes ofensivas un riesgo en la vida laboral


“Reaccionar agresivamente se puede volver un círculo vicioso, que deteriora la relación”

Es cada vez más frecuente encontrar personas que se relacionan entre sí de manera agresiva, con estallidos verbales que les resulta difícil controlar. Más allá de un simple enfado, que resulta normal en cualquier relación, se producen reacciones extremas atravesadas por la humillación, el irrespeto e incluso, la violencia física.

Las actitudes ofensivas de algunas personas o  de la pareja pueden producir respuestas iguales o peores en el otro, convirtiéndose así en un espiral de agresividad que termina por apoderarse por completo de la relación. La agresividad suele aparecer en diversos escenarios del día y bajo diferentes lenguajes. Como una forma de expresar la ira y el resentimiento, recurren a gritos, insultos, amenazas físicas o verbales, burlas o comentarios que hieren a la otra persona.

Los enojos se vuelven más largos e intensos, cada uno se posiciona en un lugar y no espacio a negociaciones, pues en este contexto ninguno de los dos sede. Poco a poco, la falta de respeto empieza a ser una de las características de la relación y sin darse cuenta, solo queda seguir ese círculo vicioso del cual los dos salen perjudicados.

Las personas con problemas para controlar estas reacciones suelen tener dificultades en otras áreas de su vida, porque la agresividad desgasta mucho, deteriora los lazos de confianza y con frecuencia termina hiriendo la autoestima. La tensión continua afecta la vida emocional, social y hasta laboral de cada uno. También altera la relación con la familia y los amigos; cuando hay hijos, son estos quienes sufren gran parte de las consecuencias de los enfrentamientos de sus padres.

POR QUÉ PASA? Son muchos los factores que llevan a la existencia de esas escaladas de agresión entre las personas, entre ellos están algunos rasgos de personalidad como la irascibilidad, la intolerancia, la baja tolerancia a la frustración o u control pobre de los impulsos. También las dificultades de comunicación, los lazos de afectos débiles, la poca confianza, baja autoestima, inmadurez y falta de habilidades para resolver conflictos. Todo esto se va agravando por el estrés que se vive a diario, las presiones externas, los problemas laborales y falta de dinero.

Las situaciones en que las personas sienten que viven de manera negativa o que son tratadas injustamente llevan a detonar también el conflicto. Esto tiene que ver, por ejemplo, con las percepciones acerca de la distribución de las responsabilidades, el manejo del poder, la expresión del afecto o la vivencia de la sexualidad, si la violencia es la vida de pareja.

CLAVES PARA CORTAR EL CÍRCULO VICIOSO:

1.  Identificar los problemas que tiene las personas y que la están afectando negativamente.
2.  Reflexionar conjuntamente sobre los detonantes de los conflictos en la relación laboral o de vida de pareja.
3.  Comprometerse a atender los problemas en períodos de tranquilidad.
4.  Entender que las posibilidades de disentir o no estar de acuerdo existen, pero que las posturas de enfrentamientos agudizan los conflictos.
5.  Ampliar y fortalecer la comunicación, esto implica aprender estrategias de resolución de conflictos. Expresar con palabras lo que se está sintiendo, usar técnicas de autocontrol o identificar lo que causa la tensión.
6.  Buscar formas alternativas de interpretar las situaciones conflictivas, desde una perspectiva más amplia. Comprensiva y realista.


P. Oswaldo Jaramillo Osorio 

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