martes, 14 de junio de 2016

La oración es la base para nuestra relación con Dios

La oración es la base para nuestra relación con Dios


Hay cuatro elementos que son claves en la vida de todo ser humano: El agua, el aire, la esperanza y el anhelo de infinito. Con uno de estos elementos que falte, la vida carece de sentido. Pareciera que El Creador hubiese sembrado semillas de inmortalidad en el ser humano y esto nos motiva a mantener en la defensa de la vida y a buscar conexión con un Ser Superior.

Todos los grupos religiosos o espirituales tienen la oración como primer medio para entrar en contacto con el Ser Superior. Por medio de la Oración, el ser humano se comunica con Dios y a su vez está dispuesto a recibir la Gracia que Dios otorga a quienes buscan este canal de contacto. Gracia, poder, Fuerza o fe es lo que Dios nos da al entrar en contacto con Él.

Encontramos en la Biblia muchos testimonios de personas que mediante el contacto con Dios, por medio de la oración, han cambiado sus vidas. Por medio de la oración, la persona descubre su verdadero ser y el propósito para el cual Dios lo envió a este maravilloso mundo. Lograr encontrar el “verdadero yo” es un DON que Dios da y no un mérito por nuestro buen comportamiento, por ser caminantes de Emaús, por llevar una camándula en el cuello o por dar buenas ofrendas. Dios siempre está dispuesto, solo espera nuestra respuesta.

Quiero ofrecer un esquema sencillo de oración que puede cambiarle su vida. Se encuentra escondido en la Biblia y la literatura católica poco la ha difundido y en un 99% la ha ignorado, pero a mí me ha servido. Ubicada en uno de los libros más difíciles de leer, el libro de Crónicas pues sus primeros 9 capítulos narra nombres de genealogías y quienes miran la Biblia, siguen derecho.

Pero al llegar a 4,9b-10 se lee: “Jabés fue el más importante de sus hermanos, su madre le puso este nombre porque dijo: lo he dado a luz con dolor. Jabés hizo esta petición al Dios de Israel: Bendíceme, ensancha mi territorio, líbrame de todos los males y que tu mano me proteja” y termina el texto diciendo “y Dios le concedió todo lo que pedía”  Quelub, hermano de Sujá engendró a Meir, que fue padre de Estón…

OH DIOS, POR FAVOR BENDÍCEME: Es la primera petición, así es como ora un gigante en la fe. No puede ser una oración egoísta cuando se está pidiendo la fuerza del señor por medio de la bendición para estar dispuesto a servir a los demás. Es bueno que tengamos claridad en lo que significa la palabra Bendecir, pues la hemos manipulado tanto que le hemos perdido su sentido. Quiere decir, pedir presencia divina. Prov 22,10 dice: “La bendición de Dios es nuestra mayor riqueza”. Jabés permitió que Dios decidiera cuales fueran las bendiciones que él necesitaría, cuando y donde las recibiría.

OH DIOS, SI ENSANCHARAS MI TERRITORIO: No solamente pedía ampliar tierra, sino también influencias, responsabilidad, oportunidades para distinguirse al servicio de Dios. Busca un espacio donde pueda desarrollarse y crecer. De haber estado en la Bolsa de Valores hubiera pedido ampliar valor de inversiones. ¿Es correcto pedirle a Dios ampliar negocios? Claro que sí. Dios de prosperidad. Cómo cambiaríamos  si pidiéramos más gente para EMAUS?
Las matemáticas de Dios me dicen que si sumo Mis habilidades+ mi experiencia+ mis enseñanzas+ mi personalidad+ mi pasado= TERRITORIO NUEVO ASIGNADO.
Más sencillo podría ser: Mi voluntad + mis debilidades + el Poder de Dios = mi territorio ensanchado.

OH, SI TU MANO ESTUVIERA CONMIGO: TOQUE DE GRANDEZA: Cuando Jabés comenzó a recibir bendiciones y el territorio se ampliaba, supo que necesitaba la mano divina para sostener y continuar las grandes obras que Dios le había permitido. No somos nosotros los que nos convertimos en grandes, somos dependientes de la mano de Divina. Él es el Grande. Encontramos obras que vemos muy grandes para nosotros y sin la ayuda divina no es posible realizarlas. Podríamos decir: “Padre, has esto en mí, pues no logro hacerlo solo” Pero no solo la mano del Señor, sino su Espíritu. La mano de Dios es un término bíblico que expresa el poder y la presencia de Dios (Josué 4,24 . Is 59,1)

OH SI ME LIBRARAS DE TODOS LOS MALES: La última petición de Jebés es una estrategia brillante, pero poco utilizada para conservar las bendiciones. Pues a medida que usted va ampliando territorio y se va afianzando en él, comprenderá que está invadiendo territorios del maligno. En el punto anterior la mano de Dios nos fortalece en nuestras debilidades, en este, nuestra súplica es para ser protegidos ante los ataques de satanás que siempre quiere que lleguemos de segundos: “A veces no nos podemos dar el lujo de llegar en segundo lugar”  El gladiador deja caer su espada y el león llega de primero. Los triunfos espirituales traen mayores oportunidades de fracaso. Las bendiciones pueden ser el mayor de los peligros porque pueden hacernos olvidar de la dependencia divina y nos deja expuestos a la presunción. Con seguridad que llegarán ataques sobre usted y los suyos. Llegarán dardos de fuego del adversario. Cuando tenemos éxitos espirituales es cuando más atentos debemos estar a satanás.

COMO APROPIARNOS DE JABES: Lo desafío a que haga en su experiencia diaria la oración de Jabés. Siga este plan que le presento y en 30 días hablamos.
1.  Ore con la oración de Jabés todas las mañanas e indique en un calendario día por día que la está haciendo.
2.  Escriba la oración en papeles y péguela en el cuarto, en el baño, en el auto, en varias partes para que la esté visualizando.
3.  Lea y relea el contenido de estas hojas y trate de encontrar elementos nuevos de reflexión.
4.  Hable con otras personas sobre este nuevo estilo de oración.
5.  Empiece a mantener un registro con las cosas nuevas que va descubriendo en su vida con este nuevo estilo de oración.
6.  Comience a pronunciar la oración de Jabés por su familia y por EMAUS.
“Solo lo que usted cree sucederá y lo que hace será lo que suelte el poder de Dios para usted y originará un cambio en su vida. Pero cuando actúe entrará a lo mejor de Dios para usted”


P. OSWALDO JARAMILLO OSORIO. SAN BENITO. VILLAVICENCIO

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