Amando
a Dios: sanación y perdón
“Imagine
la pantalla congestionada de un operador de tráfico aéreo, cantidad de aviones
en la pantalla. Piense que sus angustias sin solucionar son como aviones
volando días y semanas sin fin. Casi todos los aviones aterrizan pero sus
aflicciones siguen ocupando espacio aéreo, que puede ser necesitado en caso de
emergencia. Dejar las aflicciones en la pantalla le obliga a trabajar más
facilitando accidentes. Los
aviones del rencor se convierten en fuente de estrés y terminan en un choque”
¿Qué es el perdón?
- Es la
tranquilidad que se siente cuando se recupera el poder
- Es
responsabilizarse de los sentimientos propios.
- Es para
nuestra sanación, no para quienes nos ofenden.
- Se
aprende a perdonar como se aprende a dominar un balón.
- Mejora la
salud física y mental.
- Convierte
a la víctima en héroe.
¿Qué
no es el perdón?
- No es
aceptar la crueldad.
- No es
olvidar que algo doloroso ha sucedido
- No es
excusar el mal comportamiento.
- No tiene
que ser una experiencia religiosa
- No es
negar ni desestimar el dolor.
- No
implica reconciliación con el ofensor.
Hay tres elementos que motivan a la creación de un resentimiento:
- Tomar la
ofensa de manera personal
- Culpar al
otro por mis sentimientos.
- Crear una
historia de rencor.
¿Cómo asimilar el dolor sin crear resentimiento?
- Todos
hemos sido lastimados pero no todos tomamos las cosas por igual.
- Algunos
hablan de sus heridas y otros las dejan ir.
- Algunos
no obtienen algo que creían merecer o les toca estar en sitios que no son
de su agrado o no logran lo que desean como un sitio en el parqueadero,
malgastaron un dinero, abandono familiar, etc.
¿Cómo sé si tengo un rencor?
- Si pienso
mucho en lo que pasó
- Si al
pensar siento alteración física.
- Si repito
la historia una y mil veces en mi cabeza.
Es necesario entender que siempre habrá en la vida
personas rudas hechos fortuitos que motivan a crear un rencor. La vida no es
perfecta, pero usted puede aprender a sufrir menos. Hay momentos en que cabe un
disgusto, pero no debemos mantenerlo en la cabeza.
Partamos del hecho de que nada de lo que nos ocurre es
único. Usted puede ser uno de los más de 200 que han sido atracados. Muchos de
los que nos han hecho sufrir no han querido arruinar nuestras vidas.
Sentir molestia cuando ha pasado el tiempo, es señal de
que hemos guardado rencor y buscar culpable es peor, pues seguimos atrapados en
el pasado. Lo engañoso de la culpa es que al principio nos sentimos mejor
porque nuestro dolor es responsabilidad de otra persona, pero la sensación se
esfuma, quedamos en las mismas y el rencor sigue.
Nuestra reacción siempre es pagarle con la misma
moneda al que nos ha hecho sufrir. La química no permite que se tome el control
sereno de la vida. Pelear o salir corriendo no son reacciones pensadas.
Historia
de un rencor
Al narrar un viaje, narramos lo más destacado. La
manera de construir una historia tiene consecuencias para nuestro bienestar. Al
narrar la historia nos mostramos como héroes o como víctimas y se da porque
todos tenemos “reglas” que nos
dirigen y con ellas queremos dirigir la vida de los demás. Hay muchas reglas
que no se pueden hacer cumplir. Puede un guarda de tránsito hacer cumplir todas
las reglas?
Cuando en familia se violan nuestras reglas nos
cargamos de multas que no podemos cobrar. Eliminar reglas hace la vida más
llevadera y vamos dando paso a la auto sanación.
¿Perdonar
o no perdonar, cuál es la opción?
Decidirnos por el perdón es liberarnos del pasado y
sanar el presente. Las heridas del pasado contaminan el presente. Se logra
cuando nos responsabilizamos de nuestro sentimientos, ya no somos víctimas sino
héroes. Tres pasos claves:
1. Saber qué estoy sintiendo.
2. Tener claro lo que motivó el dolor
3. Compartir la experiencia con una o dos personas. Una
cosa es hablar del problema y otra crear historia de rencor.
Hay dos técnicas que nos ayudan a recobrar la
responsabilidad de nuestros sentimientos:
1. No perder de vista
las cosas buenas que nos da Dios:
Sintonizar el canal de la belleza, de la gratitud, el canal del perdón, el
canal del amor.
2. Practique la
TRPD (Técnica de Recuperación de Presencia Divina) Lo
puede hacer durante 45 segundos y nadie se enterará. Hágalo mientras está en
una discusión para mantener la calma. Es la técnica más poderosa para controlar
sus emociones buscando la presencia de Dios
A. Concentre su atención en el vientre a medida que
inhala y exhala.
B. Traiga a su recuerdo cosas bellas que ha vivido.
C. Siga respirando y haciendo que el aire llegue a todo
su cuerpo.
D. Concéntrese en
el corazón, respire y de gracias a Dios
P. Oswaldo Jaramillo Osorio san Benito
que buen articulo padre y que agradable sorpresa encortar este mensaje en internet gracias por su dedicación y servicio sin medida mil bendiciones
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