Santificación por medio de los sacramentos
Sacramento
viene del latín “sacramentum”: “sacrum” pertenencia a los dioses y “mentum”
medio o instrumento, queriendo decir que es el medio por el cual algo se hace
sagrado. En el mundo católico sacramento se concibe como signo eficaz de gracia
instituido por Jesús con el fin de santificar nuestras vidas.
El mismo Jesús
se presenta como signo visible del Padre “Quien
me ve a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9) y mediante muchos signos
transmitía poder y gracia a los hombres y mujeres.
La Iglesia los
ha utilizado en las etapas de la vida del ser humano, clasificándolas en tres
grupos:
1. DE INICIACIÓN CRISTIANA:
A. En el nacimiento: EL BAUTISMO
B. En el crecimiento: LA CONFIRMACIÓN
C. En la alimentación: LA EUCARISTIA
2. DE SANACIÓN:
A. Las heridas del pecado: CONFESIÓN.
B. En la enfermedad: UNCIÓN DE ENFERMOS
3. DE SERVICIO:
A. En el hogar: MATRIMONIO
B. En la comunidad: ORDEN SACERDOTAL
Es la presencia
permanente del Señor Jesús en la vida del creyente. Para realizar estos
sacramentos se necesitan dos cosas:
1. LA FORMA: Oración o palabras que pronuncia quien lo administra.
2. LA MATERIA: Lo que se usa para el sacramento, bien sea el agua, el
aceite, el pan.
Y de parte del
creyente se requiere:
1. Tener fe.
2. Conocer lo que se comunica
3. Querer recibirlo.
LOS POBRES: NUEVO SACRAMENTO DE JESUCRISTO: Jesús es el Hijo de Dios, Principio y fin de todas las cosas, quien al
hacerse hombre asumió la pobreza, tanto que Lucas (2,6-7) dice que no hubo
lugar humano para que su nacimiento. Nació en una gruta de pastores y a lo
largo de su vida siguió viviendo en la pobreza. Ha sido el pobre más grande del
pueblo de Dios. A lo largo de su vida manifestó su preferencia por los pobres y
oprimidos, tanto que les otorga el título especial de ser sus representantes,
sus delegados, su presencia viva en las calles y en el mundo.
Podremos decir
que Jesús estableció dos formas de presencia sacramental: Una forma su
presencia real en la Eucaristía, quedándose como alimento para que nutriéndonos
con Él tengamos las fuerzas necesarias para vivir en armonía con Dios y con los
demás y su otra presencia existencial y simbólica en los pobres, en los
marginados, en los abuelos abandonados, en los desplazados, en los que tienen
comportamientos sexuales diferentes y que son rechazados por la sociedad, en
los enfermos, en los drogadictos y marginados sociales. Y se hace presente en
los barrios, en las calles, en los suburbios en los ranchos y casas de cartón o
de material desechable.
Jesús manifestó
que lo que hagamos con uno de estos pequeños, con él lo hacen (Mt 25,45) en el
llamado Juicio a las naciones y que no se hará por la observancia de preceptos
ni a partir de enseñanzas doctrinales, sino que se fundará en la autenticidad
de la nueva vida que el Hijo de Dios ha hecho posible y ha enseñado a vivir en
el sermón de la montaña (Mt 5-7). En Mateo 24, 3 l3 preguntan a Jesús Cuál será
el signo de su venida y del fin de los tiempos y responde que ya está viniendo
en los pobres y en los débiles de la sociedad y que en ellos hay que saber
descubrirlo.
Cómo
encontramos a Dios en los sacramentos cuando lo que más interesa es la presión
social de invitados y fiestas?
Por qué nos es
difícil encontrar a JESUS en los pobres y marginados de la sociedad?
Por qué se nos
ha pegado la levadura de una sociedad interesada y solo servimos en ambiente
donde podamos sacar ganancia?
P. OSWALDO JARAMILLO OSORIO. SAN BENITO. VILLAVICENCIO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario